
Este pudiera ser el año decisivo para la electromovilidad, una revolución tecnológica solo comparable, pronostican algunos, a la llegada del famoso e innovador Ford Modelo T, a principios del siglo XX.
Cada vez más, la electromovilidad va ganando terreno en la infraestructura y en el paisaje de las ciudades; Latinoamérica no es la excepción: muchas ciudades ya están incorporando esta tecnología de transporte para el desplazamiento de sus ciudadanos.
Este es el caso de Santiago de Chile, que el pasado mes de junio introdujo el servicio de transporte urbano con vehículos 100% eléctricos, Beat Zero, que ofrece la empresa de origen griego, Beat, convirtiendo a la capital chilena en el tercer mercado latinoamericano donde este servicio de transporte de pasajeros ha consolidado su apuesta por la electromovilidad.
Siempre en Chile, a través de una alianza con la red de infraestructura de carga eléctrica Copec Voltex, se anunció la construcción de la primera infraestructura de carga para más de 100 vehículos eléctricos exclusiva para Beat. En términos de sostenibilidad, Beat Zero calcula evitar más de 2,000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año.
Sin embargo, la transformación hacia la electromovilidad en la región comenzó a abrirse paso un par de años atrás, específicamente en octubre de 2020, cuando en la Ciudad de México se presentó el novedoso servicio de transporte eléctrico privado, Beat Tesla. Desde el establecimiento de Beat en México, se ha logrado evitar más de 1,400 toneladas de CO2 y, además, cada vehículo eléctrico puede ahorrar hasta 7,000 litros de gasolina anuales.
Por su parte, en Bogotá, Colombia, este servicio se ha implementado desde mayo de 2022, representando, según algunos medios de comunicación colombianos, el 15.8% de los vehículos eléctricos que se vendieron en la capital colombiana durante el primer trimestre de 2022; en total, en América Latina, la flota del modelo de electromovilidad de Beat representa el 6% de todos los vehículos eléctricos comercializados en la región el año pasado.
En Centroamérica, particularmente en El Salvador, no se han quedado atrás en la apuesta por la electromovilidad. En este sentido, la empresa AES El Salvador ha realizado importantes esfuerzos desde 2019 para impulsar esta tecnología de movilidad en el país, renovando paulatinamente la flota urbana liviana de sus empresas distribuidoras por vehículos 100% eléctricos y promoviendo la instalación de cargadores eléctricos en espacios públicos y privados.
Su más recientemente apuesta es el establecimiento de una alianza estratégica con la empresa norteamericana Blink Charging, líder en equipos de carga de vehículos eléctricos, a través de la cual desplegará, durante los próximos años, toda una red de estaciones de carga para vehículos eléctricos en diferentes puntos del país.
Tomando estos ejemplos como referencia, son viables los vaticinios de algunas publicaciones especializadas que indican que este 2022 puede ser decisivo para el sector de la electromovilidad, ya que, según afirman, su llegada representa la mayor revolución en la industria del automóvil desde que Henry Ford introdujo el Modelo T en 1908, y que podría tener efectos de gran alcance, especialmente para el medioambiente y el bienestar de los ciudadanos.