La energía solar (fotovoltaica, por su término técnico), para las empresas que optan por este tipo de generación, es sinónimo de ahorro y sostenibilidad con el medio ambiente.
En El Salvador, un ejemplo de la adopción de este tipo de generación de energía es el reciente acuerdo entre Holcim y AES El Salvador para la construcción y operación de un parque fotovoltaico para la producción de cemento utilizando energía de una fuente renovable.
El parque fotovoltaico suministrará energía para las operaciones de la Planta El Ronco, en Metapán, Santa Ana. De esta manera, se calcula que hasta un 21% del total de energía que se requiere para el proceso productivo será ocupado por generación fotovoltaica.
Además, para 2023, cuando ya esté funcionando el parque solar de la cementera, se prevé que, gracias a ese tipo de energía limpia, se deje de consumir un aproximado de 43,000 barriles de fuel oil. Esto aportará un doble beneficio, ya que implicará un ahorro al dejar de invertir en esa gran cantidad de combustible y, por otro lado, representará un beneficio ecológico al dejar de quemar un recurso de origen fósil y así evitar emisiones de gases que favorezcan al cambio climático.
A nivel global, AES ha acompañado el camino de la transformación hacia la generación de energía fotovoltaica en lugares del planeta donde, también por sus condiciones geográficas y de recursos, la mejor opción para el suministro de electricidad es el sol, como ha sido el caso de Hawái y Chile, entre otros países.
Por su parte, Embotelladora Sula (en San Pedro Sula, Honduras), otra empresa en la región que busca el ahorro y la sostenibilidad con energía solar, instaló uno de los mayores techos industriales equipado con 34,000 paneles solares, lo que le provee una generación de hasta 3 megavatios (MW), lo suficiente para cubrir, aproximadamente, el 20% de su suministro energético.
Definitivamente, el uso de energías renovables para autoconsumo es una solución energética sostenible para las empresas, no solo porque les permiten reducir sus costos operativos y mejorar su rentabilidad, sino también porque pueden gestionar sus activos minimizando su impacto ambiental, siendo, con ello, ciudadanos corporativos responsables que abonan su grano de arena a favor del planeta.