La electromovilidad es consecuente en países con matrices energéticas limpias, es decir donde hay más generación renovable o con menor huella de carbono.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el uso de vehículos eléctricos abre posibilidades para mejorar la eficiencia energética, el cuidado del medio ambiente y la salud de todos en Latinoamérica y el Caribe.
Según datos del BID, los vehículos eléctricos han aumentado su presencia de manera exponencial en todo el mundo en la última década. Por ejemplo, en 2017 circulaban más de tres millones, principalmente en Estados Unidos, Asia y Europa.
Para el BID, la electromovilidad representa una gran oportunidad para América Latina y el Caribe, pues su implementación contribuirá a incrementar la seguridad y la resiliencia energética, ayudará a reducir los efectos negativos en la salud causados por la polución, mejorará los servicios de transporte y electricidad, e incidirá en el proceso de descarbonización de la región.
La oportunidad es especial para la región, reitera el BID, porque cuenta con una de las matrices de generación de electricidad más limpia del mundo y mecanismos efectivos para continuar con una descarbonización rápida.
Precisamente, la electromovilidad es consecuente en países o regiones con matrices energéticas limpias, es decir donde haya más relevancia por generación renovable o con menor huella de carbono, pues se contribuye a un círculo virtuoso de bajas o nulas emisiones de dióxido de carbono (CO2) en los vehículos.
En promedio, en América Latina se emiten cerca de 386 gramos CO2 por cada kilovatio hora (kWh) de electricidad producido, mientras que en otras regiones en vías de desarrollo, como el sudeste asiático, se generan alrededor de 453 gramos de CO2/kWh, y en el Medio Oriente y el norte de África, 634.
Estados Unidos, por su parte, ha pisado el acelerador por convertir su parque vehicular a la electromovilidad. Recientemente, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva con el objetivo de que la mitad de los autos nuevos vendidos en el país para 2030 sean eléctricos o con cero emisiones. Durante la firma, Biden se hizo acompañar por representantes de los tres principales fabricantes de automóviles en Estados Unidos.
En conclusión, la electromovilidad es un proyecto determinante no solo como una alternativa de transporte ecológica, sino como una estrategia en pro de la sostenibilidad ambiental y la eficiencia energética en los países que la adoptan.
Si bien, tal y como afirma el BID, aún existen desafíos, como la creación de marcos regulatorios e incentivos fiscales, los resultados y lecciones aprendidas hasta el momento evidencian las amplias oportunidades que la electromovilidad representa para la región.